Nunca logré encontrarle sentido a esa charla de lifecoach sobre “salir de la zona de confort” en la que tanto insiste la gente. Me gusta el confort, no quiero dejarlo, ¿entendés? Imagínate estar sentado en un sillón suave y deliciosamente cómodo y de repente aparece alguien diciendo “Salí de ahí, vení a sentarte acá en este tronco, vamos. Será mejor."
Todas las veces que quise cambiar, hacer algo totalmente distinto, mandar todo a la mierda, era precisamente porque ya no me sentía cómoda. ¿Tanto tiempo en comodidad ha generado en algún momento algo de incómodo? Claramente, pero ese no es el punto.
¿Alguien realmente ha pensado alguna vez: “Oh, mi vida es realmente buena, todo es perfecto, tengo un buen trabajo, un buen sueldo, todo está bien en mi matrimonio, mi emocional está al día. Creo que necesito un cambio drástico, estoy demasiado cómoda”? Supongo que no.
Sin embargo, hace un tiempo mi zona de confort me llevó a la zona de (dis)confort y necesitaba sentirme aún más incómoda para ir en busca de un nuevo confort, que aún está lejos de llegar. Pero al menos hice algo. A veces “hacer algo” es difícil. A veces solo queremos cerrar los ojos y esperar que todo se solucione mágicamente. Y siempre es la incomodidad lo que nos hace hacer algo, no el confort. El confort es hermoso. Déjenlo en paz.
Ahora, por ejemplo, estoy a 1.800 kilómetros de casa, que, en realidad, ya no es mi casa, aunque algún día vuelva a serlo. Y estoy en otra casa, que en realidad no es mi casa, pero lo será por un tiempo, mientras busco otra casa a 8.000 kilómetros de acá. No sé por cuánto tiempo esa casa que aún no existe será mi casa, pero será una casa, porque casa es donde están mis discos de Joji y mi unicornio de cerámica. Que espero que entren en mi valija.
Lo sé, hay gente que, incluso si les está picando el culo por un rato largo, se niegan a levantarse del cómodo sillón. Entiendo, no juzgo, tengo amigos que lo son y hasta comparto. Porque no es fácil. Solo nos levantamos cuando el picor es tan fuerte que el tronco duro empieza a verse como una mejor opción.
Síganme para más analogías motivacionales.
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