Un año puede ser mucho

Estimada yo, esta sos vos en tu cumpleaños 35.

Era 30 de diciembre de 2023, yo comía un chocolate que había quedado de Navidad, reblandecido por el clima subsahariano del Sur de Brasil, y no podía dejar de pensar si realmente iba a sobrevivir hasta la última semana de febrero. El aire acondicionado casi ni lograba mantener fresca la diminuta habitación de huéspedes que recibía sol directo desde el mediodía. Desde la ventana, a través de los rombos de la red de protección que evitaba que la gata salvaje se suicidara, podía ver a los turistas cargando sus reposeras, sus sombrillas, sus JBL y sus conservadoras llenas de latas de Skol, caminando felices hacia la playa Central. Sabía que estaba ahí solo de paso, pero era difícil no cuestionarme qué estupidez había hecho con mi vida aquel pasado 10 de diciembre.

Si pudiera escribirle un mail de dos párrafos a mi yo de hace un año, me guardaría una frase para contarle que todo salió bien con mi llegada a Barcelona y saltaría directamente a diciembre de 2024. Porque si le contara que iba a pasar mi cumpleaños número 35 en un hotel boutique con vista a las montañas en un pueblito medieval francés, y que en Navidad iba a comer cosas que ni sabía que existían, al lado de una estufa, me daría la fuerza que necesitaba para seguir adelante.

2024 fue la locura más loca de mi vida, y eso que en 2015 ya había dejado mi trabajo, mi incipiente carrera de periodista y mi vida en Brasil para irme a Buenos Aires a hacer no-sabía-bien-qué. Pero cruzar el Atlántico por primera vez en mi vida para instalarme en una ciudad que elegí casi al azar es algo que considero un poco más jugado.

Revisando mi pequeña lista de objetivos para este año que termina, que tenía apenas siete ítems, me doy cuenta de que solo cumplí tres. Lejos de sentirme frustrada, me causó gracia el rumbo que tomaron las cosas, porque aunque no cumplí la mayoría de mis metas, terminé logrando cosas que hace un año, cuando escribía la lista, ni soñaba con querer. Y otras que no sabía que necesitaba. Tampoco me imaginaba que iba a experimentar sensaciones y sentimientos totalmente desconocidos, ni que iba a compartir momentos con personas que no esperaba siquiera conocer.

Un año puede ser un montón o muy poco, depende de cómo se lo mire, pero una cosa es segura: es tiempo suficiente para que todo, absolutamente todo, cambie.

Nenhum comentário:

Postar um comentário